El síndrome de hipomineralización incisivo-molar (HIM) es una patología bucodental que se caracteriza por la desmineralización del esmalte de los primeros molares permanentes de los niños. Esta afección puede afectar a uno, dos, tres o los cuatro molares, pero, además, también puede hacerlo, en algunos casos, a los incisivos definitivos.
Este trastorno se manifiesta con la aparición de pequeñas manchas en estas piezas, que pueden variar de tonalidad, desde el blanco, pasando por el amarillo o el marrón. En todo caso, si esta afección no es detectada de forma precoz, el esmalte puede volverse frágil, provocando la fractura de los dientes durante la masticación. Ante esta situación, la dentina, la parte interna del diente, queda expuesta, por lo que el paciente puede experimentar una sensibilidad dental significativa. Además, favorece el avance rápido de la caries.
El síndrome de hipomineralización incisivo-molar es una de las alteraciones más comunes relacionadas con el desarrollo de la dentición permanente. Por ello, en este artículo, desde nuestra clínica dental en Alcobendas, te explicamos cuáles son las causas principales y el tratamiento de esta patología. De la misma manera, te ofrecemos algunas recomendaciones para prevenirla.
¿Cuáles son las causas principales del síndrome de hipomineralización incisivo-molar?
El origen de esta afección es desconocido, pero está asociado, por lo general, con algunos factores que influyen durante la etapa de calcificación del esmalte. Es decir, a lo largo del periodo que comprende desde antes del nacimiento hasta, aproximadamente, los cuatro años. Durante esta etapa, la calidad de la mineralización se ve afectada, por lo que los niños que sufren este problema tienen una mayor tendencia a desarrollar caries. Y, además, a que estas avancen de forma rápida.
Entre los factores de riesgo más significativos para que se produzca esta hipomineralización, se encuentran:
- Causas prenatales, como los episodios de fiebre de la madre o las infecciones víricas durante el último mes de embarazo.
- Circunstancias extraordinarias durante el nacimiento, como la prematuridad, el bajo peso al nacer o los partos prolongados.
- Algunos problemas que suceden después del nacimiento, sobre todo durante el primer año de vida, como fiebres altas, complicaciones respiratorias y cardíacas, alteraciones del metabolismo, el uso de algunos medicamentos o la deficiencia de la vitamina D.
¿Cómo podemos tratar esta afección?
El tratamiento de esta afección depende, generalmente, de diversos aspectos, como la severidad de los defectos en la dentición o la edad del niño o de la niña. En cualquier caso, es importante llevar a cabo el diagnóstico de las lesiones producidas por la hipomineralización y, además, determinar el riesgo de caries.
Cuando los dientes presenten pérdida de esmalte y exposición de la dentina, se elabora un plan de tratamiento integral, que, en función de la situación, puede contar de diversos procedimientos:
- Selladores de fisuras después de la erupción de los primeros molares permanentes.
- Remineralización y desensibilización de las piezas dentales, utilizando barnices de flúor cada mes o cada tres meses.
- Colocación de restauraciones, por ejemplo, con composite, si existen defectos importantes. De esta manera, evitamos una progresión de la destrucción del esmalte y un aumento del riesgo de caries.
En todo caso, es fundamental que los más peques adquieran, desde la infancia, unos buenos hábitos de higiene bucodental.
Recomendaciones para prevenir las consecuencias del síndrome de hipomineralización incisivo-molar
La detección precoz del síndrome de hipomineralización incisivo-molar es esencial para poder iniciar tratamientos preventivos que eviten la afectación del esmalte y la progresión de la caries.
Los más peques deben seguir una higiene bucodental exhaustiva con un dentífrico que contenga más de 1.000 ppm de flúor. Asimismo, el odontopediatra puede recomendar colutorios o productos que favorezcan la remineralización. De la misma manera, es importante reducir el consumo excesivo de productos edulcorados, como los zumos, los refrescos o la bollería.
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